La ciudad de Madrid, como ocurre con todas las urbes del mundo, ha ido tomando su forma a lo largo de los siglos. ¿Pero cómo ha sido ese proceso? Es lo que se busca analizar hoy en un viaje que nos llevará desde el Madrid de la época árabe a la ciudad que actualmente conocemos y que constituye la tercera urbe más grande de Europa, sólo por detrás de Londres y Berlín en lo que a su término municipal se refiere.
Madrid en el plano de Frederic de Wit y Antonio Marcelli, hacia 1622-1635. Wikipedia.
Originariamente Madrid (Mayrit) fue un asentamiento árabe. Hacia el año 850, por orden del quinto emir omeya de Al-Andalus, Muhammad I, se inició la construcción del alcázar de la ciudad y de la ciudadela militar que le daría servicio, planteando un primer recinto defensivo. La fortaleza, al igual que muchas otras ubicadas en las inmediaciones, estaban en tierra de nadie, entre los territorios cristiano y árabe, en lo que entonces se conocía como la Marca Media.
Así, la muralla árabe de Madrid, de la que se conservan algunos vestigios cerca de la catedral de la Almudena, se edificó en un promontorio situado junto al río Manzanares, por entonces llamado Guadarrama. El emplazamiento de Mayrit, además de sus ventajas estratégicas y militares, contaba con las condiciones geográficas óptimas. Se situaba en lo alto de una colina, perfectamente defendible por las grandes vaguadas que la rodeaban y muy cerca de un río, pero a la suficiente distancia también para que no causase problemas de salubridad.
Detalle del dibujo realizado por Anton Van der Wyngaerde en 1562, donde se aprecia la muralla musulmana de Madrid.
El Madrid musulmán presentaba dos áreas urbanas bien diferenciadas. Por un lado se encontraba la fortaleza y el barrio noble, ubicados en la almudaina y por otro los dos barrios residenciales con que contaba entonces la ciudad, la medina. La medina estaba constituida por dos barrios residenciales, uno poblado por musulmanes y el otro por cristianos.
Plano de Madrid hacia el siglo X. La zona naranja es la ciudadela-almudaina, la cruda es el barrio musulmán y la verde el barrio mozárabe.
Una vez que la villa pasó a la Corona de Castilla, se construyó una ampliación del primitivo recinto amurallado para dar cabida a los nuevos barrios surgidos tras la Reconquista. La muralla cristiana de Madrid protegía un recinto de algo más de 33 hectáreas, ocho veces mayor que el espacio comprendido dentro de la inicial muralla musulmana.
Madrid en el siglo XII.
Tenía una longitud aproximada de 2.200 metros. Se estima que podía haber entre 130 y 140 torres, una cada 10 o 15 metros. La muralla estaba rodeada de un foso exterior, en buena parte de su perímetro. Así se desprende de la toponimia de algunas vías madrileñas, como es el caso de las calles de la Cava Alta, de la Cava Baja o de la Cava de San Miguel, que fueron trazadas sobre este foso o cava, una vez que quedó cegado.
En el siglo XV, la Villa seguía creciendo, como había ocurrido desde el siglo IX. Algo que sucedía hacia el este, aumentando la superficie habitada hasta llegar a desbordar los límites de la muralla. Madrid era una ciudad pequeña, aunque tenia su importancia entre las ciudades castellanas medievales. Era uno de los diecisiete lugares con voto en Cortes.
Arrabales de Madrid
A lo largo de la segunda mitad del siglo XV se incrementó la población, de 5.000 a unos 12.000 habitantes en los comienzos del XVI. Para dar cabida a esa nueva población, una nueva cerca llamada del Arrabal encerró las tierras que a partir del siglo XII se fueron poblando en las afueras del recinto cristiano.
La cerca se construyó con fines fundamentalmente administrativos e higiénicos, debido a una gran epidemia de peste. Dentro de esta cerca se encontraba la llamada Plaza del Arrabal, que más tarde pasaría a ser, tras sus sucesivas reformas la Plaza Mayor de Madrid.
Madrid en el siglo XV
Fue Felipe II quien decidió localizar la capital del reino en Madrid en 1561. El Madrid de Felipe II era una villa de apenas 15.000 habitantes, una pequeña ciudad que comenzó a crecer de modo exponencial desde el momento en que se convirtió en la sede de la poderosa corte.
Así, se observa un progresivo florecimiento de nuevos establecimientos, sobre todo conventuales y hospitalarios, que acompañan al crecimiento de la ciudad y que se situarán en los espacios limítrofes del arrabal y en exterior de la ciudad. En este sentido, destaca el establecimiento extramuros de los conventos de San Jerónimo el Real y Nuestra Señora de Atocha. Ante el crecimiento de la ciudad, en 1566 Felipe II ordenó construir una nueva cerca para el control fiscal y sanitario. Abarcaba una superficie de 125 hectáreas y tenía 8 puertas y postigos de acceso.
Plano de Madrid de Pedro Teixeira (1656).
Durante el reinado de Felipe IV la población se triplicó con respecto a la existente en la época de su abuelo, Felipe II. De este modo, fue necesario ampliar los límites de Madrid y construir una nueva cerca para sustituir a las anteriores, las de Felipe II y del Arrabal, que habían sido superadas ante el crecimiento de la población. La nueva cerca, llamada de Felipe IV o Real Cerca de Felipe IV, rodeó la ciudad de Madrid entre 1625 y 1868.
Plano de la cerca de Felipe IV, con puertas y portillos, publicado en 1847 en el Semanario Pintoresco Español.
Al igual que ocurría con las anteriores, no se trataba de un muro defensivo, sino que tenía fundamentalmente un carácter fiscal y de vigilancia. Con su construcción se buscaba controlar el acceso de mercancías a la ciudad así como asegurar el cobro de impuestos, y vigilar quien entraba y salía de Madrid. Los materiales empleados para la construcción fueron el ladrillo, la argamasa y la tierra. Su mayor inconveniente fue que impidió el crecimiento de la ciudad hacinando su población durante más de doscientos años.
Plano de Madrid de 1762
El primer crecimiento significativo de Madrid se produjo hacia 1860, cuando la burguesía consiguió la demolición de la cerca de Felipe IV, gracias al ‘Plan Castro‘ y la realización de los Ensanches. La denominación del plan tiene su origen en Carlos María de Castro, uno de los urbanistas madrileños promotores del mismo. La idea fue la de acomodar el crecimiento ordenado de la ciudad a una separación de barrios.
No fue hasta la ejecución de este plan cuando el primer cinturón de circunvalación de la ciudad quedó delimitado encerrando la zona que ocupa el que a día de hoy el que se puede considerar casco histórico de Madrid (distrito Centro). El cinturón, también en ocasiones denominado M-10, sigue aproximadamente lo que en su día fue la cerca de Felipe IV.
Cada uno de sus tramos tienen origen diverso, lo que hace que para la mayor parte de los habitantes de la ciudad no exista como tal, y tengan mayor entidad cada una de sus partes (eje Prado–Recoletos, las Rondas y los Bulevares).
Ensanche de Madrid: anteproyecto. Plano general de la zona de Ensanche y del emplazamiento y distribución del nuevo caserio, ejecutado por Real orden de 8 de Abril de 1857
El proyecto de ensanche decimonónico de Madrid planteaba originalmente un gran vial de circunvalación denominado paseo de Ronda que marcaría el límite del nuevo desarrollo urbano de la ciudad y que serviría a su vez como área de esparcimiento y servicios para la nueva urbe.
Sería el segundo cinturón de la ciudad, considerado como M-20, y que comprende las actuales calles de San Francisco de Sales, General Ibáñez de Íbero, Avenida de la Reina Victoria, Raimundo Fernández Villaverde, Joaquín Costa, Francisco Silvela, Doctor Esquerdo, Pedro Bosch y Avenida del Planetario.
No obstante, el rápido desarrollo de arrabales a finales del s. XIX fuera de dicho recinto (con los barrios de Tetuán, Prosperidad o Guindalera, entre otros) así como el también veloz desarrollo de las nuevas instalaciones ferroviarias e industriales entre el casco histórico de la ciudad y el río Manzanares, produjeron un desigual e irregular desarrollo urbano del ensanche.
De este modo, el trazado de dicho paseo de Ronda sigue en buena medida el plan original especialmente en el arco norte y oeste (entre Cuatro Caminos y Pacífico), pero se encuentra desdibujado y no presenta un recorrido del todo continuo y coherente conforme llega al río Manzanares.
Distritos y barrios de Madrid en 1929.
Durante el siglo XX, desde 1929 se proyectó crear un tercer anillo de circunvalación en torno a la ciudad. No obstante, no existió un proyecto oficial hasta el Plan General de Ordenación Urbana (Plan Bidagor, en honor al urbanista Pedro Bidagor Lasarte), aprobado en 1946. El Plan Bigador se basa en los estudios anteriores a la Guerra Civil y preveía la construcción de dos anillos exteriores de circulación, el primero de los cuales sería la M-30.
Plan Bidagor. 1941.
La periferia urbana actual corresponde con el espacio exterior a la conocida como “almendra central” definida por la M-30 y corresponde en su mayor parte a los antiguos municipios absorbidos tras la Guerra Civil.
Además de los cascos históricos de esas poblaciones, que lógicamente aún pueden reconocerse en la trama de la conurbación, las nuevas áreas residenciales creadas en el antiguo suelo agrícola son barrios de chabolas posteriormente reedificados, como El Pozo del Tío Raimundo, o zonas de planificación de los años 1950, como San Blas; o promociones privadas de especulación urbanística de los años 1970, como el Barrio del Pilar.
Plano actual de la ciudad de Madrid. Fuente.
La autopista M-40 es el teórico cuarto cinturón de circunvalación de Madrid, que circunvala todos estos nuevos barrios, así como otras localidades de la Comunidad. Las obras comenzaron en 1987 y quedó finalizada en 1996. La M-50 sería el quinto cinturón de circunvalación, que comenzó a contruirse en 1990, si bien no se encuentra cerrada al no haberse ejecutado los túneles de El Pardo, que la cerrarían en el norte.
Plano de los PAUS de Madrid (en naranja). Fuente.
La última versión del crecimiento de Madrid son los denominados PAU o Programas de actuación Urbanística, que han supuesto la ordenación y urbanización de terrenos clasificados como suelo urbanizable no programado para la creación de nuevos barrios, a menudos calificados como poco sostenibles en su concepción. Estos nuevos barrios, como los de Las Tablas, Montecarmelo, Sanchinarro, en el Norte, o los PAU de Vallecas o Carabanchel, comenzaron a planificarse a partir de 1997, hasta la actualidad en que prácticamente están acabados.
En el siguiente vídeo puedes ver la evolución del plano de Madrid en los últimos 130 años en una producción del Instituto Geográfico Nacional (IGN).
Vía: Geografía infinita
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