Escuela de pueblo en 1848 de Albert Anker (1896)

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martes, 11 de junio de 2013

¿Para qué sirve estudiar latín?

En este mundo moderno, ¿qué tipo de trabajo se puede obtener sabiendo lenguas clásicas? ¿Sigue siendo importante el estudio de lenguas y civilizaciones antiguas? Los estudiantes eligen cada vez más sus asignaturas y su formación según cómo pueda ayudarles a encontrar un buen trabajo. Pero, ¿tienen razón? ¿Se han quedado anticuados los estudios clásicos? ¿Tiene la formación en lenguas clásicas alguna salida?
La crisis económica y el desempleo potencian el tópico de que los estudios clásicos son un lujo, sin salidas en el mundo del trabajo. Así, en solo un lustro los graduados de Humanidades se han reducido a la mitad. 
Pero en Estados Unidos cada año aumenta el número de matrículas en Humanidades. Aunque la media europea también apunta de momento a una disminución de los graduados en Humanidades, Alemania tiene una tendencia inversa, y del 2005 al 2010, siempre según Eurostat, se triplicó el número. ¿Por qué? Te puedo ofrecer algunas razones:
1. El latín y el griego “sirven”.

Es superficial decir que las lenguas clásicas no sirven para nada. En muchos casos, quizá no sean útiles para dedicarse a ellas, pero sirven, y mucho, como instrumento. Los estudios clásicos son muy útiles para la construcción del propio pensamiento. ¡No sirve de nada hablar bien si no sabemos qué decir!
2. Organizan el cerebro.

El latín y el griego requieren un estudio profundo de la lógica lingüística. Y una consecuencia importante es la disciplina mental que se desarrolla y el elevado nivel de organización cerebral que se obtiene. Se facilita, con ello, la capacidad de razonar y de expresar el propio pensamiento. Y esa disciplina mental permanece en el tiempo, aunque todos los conocimientos concretos se olviden.
3. Ayudan a profundizar en las otras lenguas.

Nadie puede dominar la lengua castellana u otra lengua neolatina sin conocer bien las lenguas clásicas. Algo evidente teniendo en cuenta que el castellano, el francés, el portugués, el italiano, el rumano, el catalán, el gallego, etc. no son más que dialectos del Latín. Con el conocimiento del Latín y del Griego se pueden aprender más fácil y rápidamente muchas lenguas más: todas las neolatinas y las indoeuropeas como el inglés, alemán, ruso, etc. Los idiomas modernos se aprenden hoy con muy pocos conocimientos gramaticales: tienden fundamentalmente a la conversación. El estudio de las lenguas clásicas, con un fuerte contenido gramatical, facilita la profundización en el estudio de otras lenguas. Y, si se trata de idiomas que mantienen la declinación (como el alemán), hace más sencillo su aprendizaje. 
4. Desarrollan la capacidad de expresión.

La mayoría de nuestras palabras proceden del latín o del griego. Disponer de un buen vocabulario de esas lenguas ayuda mucho a que seamos capaces de expresarnos en la nuestra con mayor precisión, propiedad y soltura. El latín es la lengua de la Filosofía, la Política,el Derecho, la Historia, etc. Solamente sabiendo lenguas clásicas se pueden comprender muchos conceptos de estas disciplinas. Pero además el latín también ha sido y sigue siendo la lengua científica internacional. Los nombres científicos internacionales de todos los animales y plantas actuales o fósiles están en Latín. Los símbolos químicos proceden de las primeras letras de su nombre latino (Fe = ferrum). Los nombres de las constelaciones también están en latín y el de las estrellas son los nombres de las letras griegas. Los nombres de las especialidades médicas, las enfermedades, virus y bacterias proceden del griego.
5. Aumentan la capacidad de abstracción.

Cuando estudia griego, un alumno debe separar el concepto contenido en una palabra de la grafía, porque se utiliza un alfabeto distinto del propio. Esto ayuda a conseguir un mayor nivel de abstracción, porque ya no necesita usar los caracteres latinos para entender el contenido del mensaje.
6. Facilitan la capacidad de contemplación.

Las lenguas clásicas nos ponen en contacto con unas culturas milenarias. Y ese contacto se produce, esencialmente, a través de la lectura. Y leer toda esa riqueza cultural contribuye a recuperar la capacidad de contemplación, es decir, la interioridad necesaria para el desarrollo de la personalidad.

Además, ¡cuántos alumnos de latín y de griego, al acabar el bachillerato, se sienten satisfechos de su elección! Hay como un ambiente especial en esas clases, como una cierta complicidad entre quienes se saben depositarios de un tesoro... Sí, ¡estudiar puede llegar a ser gratificante, también en el bachillerato!

Ciertamente, no hace falta razones tan elaboradas para justificar el amor al conocimiento, a la búsqueda de nuestra identidad y de nuestro espíritu crítico, así que os dejo este vídeo emocionante y motivador:


Bill Carey teaches calculus and Latin…and does computer programming. Are all these activities related? As you listen to the full interview I recorded with Bill, I think you will see that they are. In this clip, listen to Bill give a Latin response to the question, Why study Latin?

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